Al volver de las vacaciones de Semana Santa los colegios entran en otra etapa clave del año, se enfrentan al sprint final del curso. Se enfrentan a la necesidad de poner sus “máquinas” a máximo rendimiento de nuevo hasta finales de junio y cada vez en mas casos hasta mediados de julio.
Dice el dicho que “nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena”, y algo similar sucede en las organizaciones educativas respecto del desarrollo de sus equipos humanos. Ante el reto del último trimestre, todos pensamos en cómo sacar el máximo partido de nuestros equipos, cómo hacer para que esa frase atribuida a Aristóteles de que “el todo es más que la suma de las partes” se plasme en la realidad de nuestros equipos y nos permita dar lo mejor a nuestros alumnos, teniendo en cuenta el cansancio acumulado desde septiembre.
¿Cuáles son esas claves que los directivos podemos activar, compartir y que harán que nuestros equipos actúen como tales pero además de manera efectiva y con alto rendimiento?
A partir de entre otros, los trabajos de Tuckman[1], que allá por 1965 definió las fases del desarrollo por las que todos los equipos de trabajo pasan hasta alcanzar su máxima efectividad, se identificaron las siguientes siete claves para que un equipo sea eficaz:
- Propósito y valores: los miembros de los equipos de alto rendimiento comparten un sentido de propósito tanto individual como en común.
- Capacitación: los miembros confían en la capacidad del equipo para superar obstáculos y cumplir su propósito, se siente habilitados para ello, capacitados y con autonomía.
- Relaciones y comunicación: el equipo de alto rendimiento está comprometido con una comunicación abierta entre sus miembros y con su líder.
- Flexibilidad: los miembros del equipo son flexibles y realizan diferentes tareas y funciones según sea necesario. La responsabilidad del desarrollo del equipo y el liderazgo se comparte entre los miembros.
- Resultados: los equipos de alto rendimiento producen resultados significativos y existe un compromiso con altos estándares y resultados de calidad.
- Reconocimiento: los logros individuales y del equipo son frecuentemente reconocidos tanto por los líderes del equipo como por sus miembros.
- Motivación: los miembros están entusiasmados con el trabajo del equipo y cada persona se siente orgullosa de ser miembro del equipo.
No es mala idea que a la vuelta de estas vacaciones de abril compartamos con nuestros equipos y verifiquemos que estamos facilitando y potenciando con nuestra labor directiva el que estos siete elementos se den o cuando menos no lo impedimos.
Pero esto no queda aquí, y si del año 1965 damos un salto hasta el año 2012, aparece Google en este campo también, pues identificó lo relacionado con equipos de alto rendimiento como un tema crítico y puso en marcha el “Proyecto Aristóteles”[2].
Google estudió a sus mejores equipos con la esperanza de identificar qué los caracterizaba, que los hacía tan efectivos.
La intensa recopilación y análisis de datos que hizo Google le llevó a las mismas conclusiones de Tuckman en 1965 pero alumbrando una clave nueva, la octava, casi tan importante o más que las siete que hemos descrito más arriba, la “seguridad psicológica”[3].
Seguridad psicológica [4] que se refiere a la percepción de un individuo de las consecuencias de asumir un riesgo interpersonal o la creencia de que su equipo es seguro para asumir riesgos frente a ser visto como ignorante, incompetente, negativo o perturbador. En un equipo con alta seguridad psicológica, los compañeros de equipo se sienten seguros al tomar riesgos con los miembros de su equipo. Se sienten seguros de que nadie en el equipo avergonzará o castigará a nadie por admitir un error, hacer una pregunta u ofrecer una nueva idea.
No le llevemos la contraria a Aristóteles, los responsables de equipos tenemos ocho elementos que nos ayudan a desarrollar a nuestros equipos y a su vez a que den lo mejor de si mismos, no dejemos pasar la oportunidad de verificar que no desaprovechamos el conocer estas claves. Nuestros colegios, nuestros alumnos y como no los padres nos lo agradecerán.[5]
Buenas vacaciones de Semana Santa!
Álvaro Vioque
Socio-director
[1] https://en.wikipedia.org/wiki/Bruce_Tuckman
[2] https://rework.withgoogle.com/print/guides/5721312655835136/
[3] https://rework.withgoogle.com/print/guides/5721312655835136/
[4] Amy Edmondson, Novartis professor of leadership and management, Harvard Business School
[5] Actualización de mi articulo publicado en la edición septiembre de 2018 en Agendaempresa